20050724

El Sonido del Silencio

Lo que está a continuación lo escribí hacemucho tiempo y la verdad es que, de mis escritos,es de los que menos me gusta,pero lo coloco aquí en esta oportunidad -sin editar- para, no sé, ver si he avanzado algo. Espero que no les parezca tan desastroso.

"¿Puedes imaginar por un momento lo que se siente querer decir algo y no poder hacerlo?. Seguramente puedes imaginarlo, todos en algún momento hemos experimentado esa sensación de impotencia que sentimos cuando queremos hacer algo pero por alguna razón no podemos. Ahora trata de imaginar el tener que experimentar dicha sensación durante cada minuto de tu vida, probablemente te resultará difícil imaginarlo, porque es difícil pensar que alguien sea capaz de soportarlo.


Claudia no podía hablar, un defecto de nacimiento se lo impedía. Sin embargo, lo que más le molestaba a Claudia no era el hecho de no poder hablar, sino querer hacerlo. No le gustaba la impotencia que sentía cada vez que quería decir algo y se encontraba con que era incapaz de hacerlo, lo que le sucedía prácticamente cada minuto de su vida. Por supuesto que podía comunicarse a través de señas o del lenguaje escrito, pero no siempre podía contar con lápiz y papel para expresarse, y mucho menos contar con un interlocutor que le entendiera por medio de señas. Además, a ella le frustraba tener que emplear dichos métodos para expresarse, porque no podía escribir o comunicarse con señas con la misma velocidad con la que pensaba, problema que no existiría si pudiera hablar, y le frustraba aun más utilizar señas para expresarse porque le molestaba de sobremanera que las personas asumieran entonces que además de muda era sorda y que le contestaran con señas en lugar de palabras.

No ha de extrañar mucho entonces que a Claudia le gustase pasar tanto tiempo sola en el ático de su casa contemplando el bosque desde la ventana, ya que sin nadie con quien hablar evitaba sentirse frustrada tan a menudo. Sin embargo, esto es algo que sólo te resulta comprensible si te pones en el lugar de Claudia, pero ponerse en su lugar no era una práctica frecuente en su familia. Por lo tanto, a ellos sí les resultaba extraño que la pequeña pasase tanto tiempo sola frente a la ventana del ático, pero fueron lo suficientemente sensatos como para no impedírselo. Sólo su padre comprendía las razones que la impulsaban a querer estar sola, pero no entendía por qué le gustaba pasar tanto tiempo en el ático cuando podía aislarse en su propia habitación si así lo deseaba. En su deseo de averiguar qué había en el ático que atraía tanto la atención de Claudia, su padre subía cada noche y se paraba junto a ella en la ventana, la abrazaba con una mano y le preguntaba qué era lo que tanto hacía en ese lugar, y cada noche recibía la misma respuesta, la cual consistía en absolutamente nada, simplemente ella no le respondía. Entonces su padre le daba un beso en la frente y la dejaba nuevamente sola.

Los años pasaron y religiosamente dicho ritual se repetía casi todas las noches, hasta que el padre de Claudia, víctima de una grave enfermedad, en su lecho de muerte le repitiera a su hija la misma pregunta que nunca le había querido contestar. La respuesta esta vez no fue distinta, pero su padre en lugar de besarla en la frente le dijo: “Escucho y escucho, pero no oigo nada”. A lo que ella le contestó por medio de señas: “Por eso es que nunca escuchaste mi respuesta. La gente está por lo general tan ocupada en sus cosas que no se dedica a escuchar realmente. Sólo escuchan lo que quieren oír o lo que no necesita mucho esfuerzo para escucharse. Yo me dedicaba a escuchar lo que no quería ser escuchado. Si prestas atención, puedes escuchar los infinitos susurros del bosque o más allá de él arrastrados por el viento, una sinfonía compuesta por los delicados sonidos de cada ente de la naturaleza, o palabras emitidas más allá de donde nuestros ojos pueden ver. Cada objeto tiene una historia que contar pero no tiene quien la escuche. Es como una música eterna que se pierde en la nada si nadie se detiene a escucharla. Cada día yo escuchaba lo que estaba callado como yo.”

Su padre entonces la besó en la frente, cerró los ojos y escuchó como su hija con mucho esfuerzo le susurraba al oído: “escucho”, y pudo recordar que su hija cada noche le había susurrado esa misma palabra, pero aunque siempre la oyó, nunca la había escuchado realmente. Estaba feliz porque por fin había logrado comprender totalmente a su hija, y aunque era el último día de su vida, sabía que por toda la eternidad podría escuchar ahora el sonido del silencio."

8 comentarios:

Ceci dijo...

Pero... ¿Por qué sacaste el post-anterior? ¿Sabes si alcanzó a leerlo ELLA?

H.G. dijo...

Hola Ceci... eh sí lo alcanzó a leer, pero mejor dejamos las cosas hasta ahí.
En resumen, soy un tonto. :)

Anónimo dijo...

Aprendo el mundo cuando escucho lo que no quiero, lo que no me gusta, lo que, al fin, me hace avanzar.

Por cierto, tengo la sensación de que con el anterior post nos has dejado con "el alma en vilo" en cierta manera.
Un abrazo

Anónimo dijo...

He tenido poco tiempo esta semana y no he alcanzado a leer ese post del que todos hablan.Lamento no haberlo hecho,pero encontrarme con éste es una sorpresa que tapa lo anterior.Sí que me ha gustado,y nada de que es bastante malo,refleja una faceta de tu vida,y una vez más,está escrito maravillosamente,así que sólo debes enorgullercerte de él.
Besos y abrazos,hablamos luego...

Anónimo dijo...

Estoy visitando tu blog por primera vez (accedí a través del vínculo en predicado.com) y debo reconocer que por las pocas cosas que he leído he quedado un poco sorprendida por lo mucho que transmites sobre ti mismo, lo que transmites y tu manera de hacerlo. Sé que todo esto suena un poco abstracto, espero en otra oportunidad poder comentarte un poco más al respecto; pero por el momento cumplo con felicitarte por el mantenimiento de este espacio. Y yo también lamento no haber leído el post anterior, pero ya es solo cochina curiosidad, sorry! ^^;;

H.G. dijo...

Hola Lorena. Muchas gracias por tus comentarios. El post anterior al que se refieren es el que se llama "Lugares Comunes", que luego volví a colocar. Vuelve cuando quieras! Saludos

Unknown dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Unknown dijo...

bien!! acabo de leer este escrito y aunque no pienso preguntar por la entrada anterior ni por la musica, no perdere la oportunidad de felicitarte, te confieso que pense que lo que iba a leer eran cuentos de autores que te gustaban y elegi para leer este por el titulo, ahora veo porque mi subconciente no se equivoca, es FANTASTICO!!! de verdad una historia muy linda, me pareces una persona muy sencible y libre, pues el solo hecho de expresarte como lo haces te hace una persona libre de decir lo que salga de tu alma con un toque de sencibilidad unica, por ahora me voy pero quede un con saborcito en la boca que me invita a seguirte leyendo en la tarde cuando llegue de la universidad.. felicidades!!