20081024

Amistades valiosas

Soy una persona que disfruta la soledad. No quiero decir con esto que soy un ser asocial, carente de amigos y que aborrece toda interacción humana; sino, simplemente, que me gusta contar, cada día, con un determinado período de tiempo para mí mismo, el cual aprovecho para pensar, reflexionar, imaginar, volar, crear, etc. No le tengo miedo a tener que almorzar solo o a ir a determinado sitio sin compañía. Si no me queda otro remedio, lo hago sin trauma alguno.

Aunque parezca paradójico, creo que quizá sea por este mismo hecho de que no le tengo miedo a estar sólo, que sé apreciar la importancia de una amistad. No únicamente eso, sé además distinguir a los verdaderos amigos de los compañeros circunstanciales, y sé también que las amistades que valen la pena no crecen en los árboles y que hay que cuidarlas.

Me gustaría que la próxima vez que se encuentren meditando sobre no sé… la insoportable levedad del ser, hagan el ejercicio de preguntarse lo siguiente:

-Si quisiera salir de rumba hoy, ¿A quienes podría decirle?

-Si durante la salida, me preocupa un grave problema. ¿Con quienes me sentiría con la suficiente confianza como para contarles lo que me agobia?

-De estas personas, ¿cuántas me darían un consejo?

-De entre los que me aconsejaron, ¿a cuántos respeto lo suficiente como para escuchar realmente lo que me tienen que decir?

-Y de entre estos últimos, ¿quiénes estarían atentos y pendientes de mí durante los días sucesivos para saber si logré solucionar mis problemas?

-¿Quiénes serían capaces de decirme en la cara que estoy obrando mal si ese fuere el caso?


Sin ser adivino, me atrevo a asegurar que aún si tu respuesta a la primera pregunta es un número bastante grande, la respuesta a las tres últimas se podría expresar con los dedos de una sola mano. Es evidente entonces que los amigos más importantes no son aquellos que nos invitan y acompañan todo el tiempo a fiestas y eventos. Estos puede que nos sean útiles de vez en cuando, mas no son relevantes.

Una persona que nos escuche y se preocupe por nosotros cuando algo nos aqueja, es un buen amigo. Una persona sensata que nos pueda dar un muy buen consejo, es un amigo inteligente. Una persona sincera que nos diga que no está de acuerdo con nosotros cuando sea necesario, es un amigo honesto. Una persona que reúna estas tres características, es un amigo muy valioso.

Entonces, si tienes la suerte de contar con uno de estos, ¡cuídalo! No lo trates mal. Escúchalo. Considéralo. Ponte en su lugar. En otras palabras, ¡consérvalo! Tarde o temprano, te va a hacer mucha falta su compañía.

Nadie es autosuficiente.

20081004

Momentos Neuróticos

Todos tenemos nuestros momentos de neurosis. Me refiero a aquellos momentos en los que nos sucede algo que a la mayoría de las personas les podría parecer trivial e insignificante, pero que a nosotros sencillamente nos sacan de quicio. Son situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad de autocontrol para no armar un escándalo. ¿Quién no recuerda a Mónica Geller (Courteney Cox Arquette en “Friends”) desesperada porque alguien no usó un portavasos en su apartamento?

Sin más preámbulo, aquí les dejo algunas de las cosas que me hacen pasar momentos neuróticos:

-Cuando voy subiendo en un ascensor y en un determinado piso se monta una persona en perfecto estado de salud sólo para bajarse en el piso siguiente. A menos que se trate de una persona de la tercera edad, alguien en muletas o silla de ruedas, o que lleve consigo algo de peso considerable; no veo la forma de justificar que una persona sea tan FLOJA como para ser incapaz de subir un solo piso por las escaleras. Lo peor es que, probablemente, estas mismas personas al llegar a sus casas y verse frente al espejo, se preguntan por qué están gordas si viven haciendo dieta…

- Cuando estoy sólo en un ascensor (¿cuál será mi trauma con los ascensores?), bajando hacia la planta baja, y en uno de los pisos se sube alguien que empieza a presionar frenéticamente el botón que dice “PB” a pesar de que es evidente que este ya había sido marcado… POR MÍ –como si uno fuera tan idiota como para montarse en un aparato de estos y pretender que me va a llevar adonde quiero por obra y gracia del Espíritu Santo-. Es increíble la frecuencia con la que sucede esto… ¿acaso creen que el ascensor va a bajar más rápido porque pulsen más veces el botón del piso al cual se dirigen?

-Cuando voy manejando por una autopista que tiene bastante tráfico y de pronto llega un atorado y me hace cambio de luces para pedirme paso. ¿Acaso creen que voy en el canal rápido a 50 Kph porque me causa placer obstaculizar el tráfico? ¿O es que no se dan cuenta de que no ganan nada con que yo les dé paso si igual no van a poder adelantar a todos los carros que se encuentran delante de mí?

-Cuando hay una fila de personas esperando por usar un cajero automático (ATM) y quien está de primero se antoja de consultar el saldo de cada una de sus cuentas, cambiar la clave, retirar dinero y hasta consultar el horóscopo. ¿Será que piensa que todos los demás estamos allí solo porque es divertido verlo a él? Mi papá me enseñó que cuando vas a hacer más de una operación en un cajero, haces una y luego te colocas de último en la cola para hacer la siguiente.

-Hablar vía SMS o MSN con alguien con un título universitario o a punto de obtener uno, y que no sepa cómo escribir palabras comunes y corrientes y mucho menos cuándo utilizar “haya” en vez de “halla” o “allá”, o que diga “hay” en vez de “ahí” o “ay”. Realmente tengo que hacer un supremo esfuerzo de voluntad para no tratar de corregirle los errores ortográficos (hacerlo sin que te lo pidan puede caer bastante pesado).

-Encontrarme en mi casa viendo una película en la Tv o en DVD y que alguien decida que no hay mejor momento que ese para entablar una conversación conmigo. Esto ya es un problema de sentido común, ¿no? Así mismo, ir al cine y que alguien sentado cerca de ti empiece a criticar absolutamente todo lo que sucede en la película sin siquiera tener la gentileza de hacerlo en voz baja. La molestia es mayor si lo que más critican de la película, es algo que era evidente con sólo ver el tráiler. Por ejemplo: la continua repetición desde distintos puntos de vista del intento de asesinato del presidente de USA en “Vintage Point”. O sea, al menos tómate la molestia de averiguar de qué trata lo que vas a ver.

-La gente que cuenta absolutamente toda su vida a través de sus nicks de msn. He visto cosas como: “Fulanito… Demasiado bueno el concierto de Barney. Mañana para la playita y en 10 días mi cumple!!! Pronto con carro nuevo”…. Sin palabras. Quien quiera saber los detalles de tu vida, ¡que te pregunte!

-Ir de compras y que los dependientes de una tienda en lugar de dejarte ver su mercancía en paz, estén todo el tiempo sobre ti, preguntándote qué deseas (como si de antemano supieras todo lo que venden allí) y sin quitarte la vista de encima. ¿A quién le gusta comprar presionado?

Estas son las cosas que me vienen a la cabeza ahora. A menos que sean seguidores del Dalai Lama y nada les desespere, me gustaría que en el área de comentarios, me digan ustedes cuáles son sus momentos neuróticos.