20051029

El Día Después

Sus manos llenas de sangre y su memoria completamente vacía. Así se halló al abrir los ojos cuando ya era mediodía. No comprendía cómo ni por qué se encontraba en medio de una calle cualquiera en semejante estado. "Todavía debo estar soñando", se dijo a sí mismo en un fútil intento por mantener la calma, pero por más que se estrujaba los ojos, seguía viendo todo igual. Estaba bien despierto, sin duda, por lo que más le valía averiguar qué había pasado.

Se levantó del piso y notó que los harapos de lo que parecía ser un disfraz de vampiro también se encontraban ensangrentados. Sin embargo, nada le dolía. Examinó su cuerpo del pecho hacia abajo con detenimiento y al parecer no tenía ninguna herida. "¿Por qué estoy bañado en sangre si no siento estar herido?", se preguntó entonces, y sólo le vino a la mente una respuesta plausible: la sangre no era suya. ¿De quién era entonces?

Intentó pedirle ayuda a una señora que venía caminando en dirección suya, pero ésta apenas al verlo salió corriendo despavorida como si hubiese visto a Satanás en persona. "¡Seguramente piensa que voy a robarle!", pensó Jonás, y decidió que era mejor buscar socorro en alguien menos propenso a asustarse.

Se dirigió entonces a una esquina y vio que cerca había una estación de gasolina donde se encontraban unos camioneros. “¡Por favor, ayúdenme, no sé dónde estoy ni qué me ha pasado!”, les gritó ingenuamente el muchacho al irse acercando, pero estos también huyeron con miedo cuando lo observaron venir. “¿Los camioneros también temen que les robe? ¡Esto sí que es extraño!”, exclamó Jonás e intentó perseguirlos para explicarles que no era su intención despojarles de sus pertenencias.

El joven corría por la calle y miraba con estupefacción cómo todo el mundo salía espantando al verlo a él. “¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué me temen?”, les interrogaba el muchacho, pero cuando lo hacía ya todos estaban muy lejos como para escucharle. Sintiéndose totalmente sólo, deambuló por las calles del pueblo hasta que poco antes del crepúsculo, en un bote de basura halló algo que explicaba gran parte de lo que sucedía. Había encontrado un periódico con el siguiente titular: “Cincuenta personas asesinadas en fiesta de Halloween”.

Jonás comenzó a leer la noticia sobre un hombre que pierde la razón y con un arma automática comienza a dispararle a todos los presentes en una fiesta de Halloween y luego escapa, pero un sentimiento de culpa no le permitió continuar con la lectura. No necesitaba leer más para confirmar una suposición que en el fondo de su mente había comenzado a formarse algunas horas atrás: había cometido un terrible crimen y por eso su vestimenta estaba impregnada de una sangre que no era la de él.

Recordaba haber asistido a una fiesta de Noche de Brujas el día anterior, pero a partir de allí todo estaba en blanco para él. Si él nunca en su vida había sentido instintos asesinos, ¿cómo pudo ser capaz de algo tan atroz? En su sano juicio, estaba seguro que nunca jamás habría hecho algo así, mas… ¿de qué le sirve esto ahora? Cuerdo o no, le había desgraciado la vida a muchas personas y ya nada podía hacer para remediarlo. ¿Cómo iba a poder verle la cara de nuevo a sus seres queridos? Ya la gente huía de él cuando lo veían. ¿Cómo podría vivir sabiéndose culpable de tan penoso crimen? Entonces una idea fatal cruzó por su mente. Estaba seguro de que no iba a poder vivir así.

Subió hasta la azotea de uno de los edificios cercanos y se acercó al borde, cerró los ojos, y pidiendo perdón en su alma se lanzó al vacío. La caída duró fracciones de segundo, pero a él le parecieron una eternidad. Un estremecimiento en todo su cuerpo sintió al impactar contra el suelo, pero no sintió dolor. “¡No es tan desagradable morir después de todo!”, pensó mientras yacía inmóvil en el suelo, y fue entonces cuando abrió los ojos y se dio cuenta de que su intento suicida había fracasado. “¿Será que un espíritu maligno se apoderó de mí y me hizo cometer ese crimen además de concederme poderes sobrenaturales?”, se preguntó Jonás incrédulo, y luego se levantó del suelo y se acercó hasta un automóvil que estaba parqueado cerca para intentar ver su reflejo en el espejo retrovisor. En el sitio donde había caído, sólo quedaba un poco de sangre y los restos de algo que prefirió no indagar mucho qué era.

Al ver el reflejo de su rostro en el espejo del auto, notó que estaba pálido y que en su cráneo había unos orificios del diámetro de una bala y donde asomaban parte de sus sesos. Anonadado, se echó al suelo y comenzó a llorar de desesperación. Acababa de comprender lo que realmente había sucedido. Él no era el asesino de Halloween; él había sido una de sus víctimas.


Canción para acompañar:

* Sleeping at Last - "Brightly".

Película recomendada de la semana:

* "Corpse Bride" (2005) [7.5/10]. Director: Tim Burton. Cast: Johnny Depp, Helena Bonham Carter.

-¡Qué disfruten sobrevivir una semana más!

-H.G.

20051022

Guía cinematográfica para fin de año y parte del próximo

En esta época del año es que empiezan a aparecer en la cartelera cinematográfica las películas que más valen la pena ver. Una vez que pasa el verano y comienzan a desaparecer los "blockbusters", esos fenómenos taquilleros llenos de efectos especiales pero que rara vez tienen algún valor artístico (e.g: Los Cuatro Fantásticos), es que comienza la temporada de las películas que realmente quieren transmitir algo. Yo no tengo ningún problema en ir de vez en cuando al cine a que me saturen de efectos viendo a un monstruo de la taquilla como Spiderman, por ejemplo, ya que esta clase de cintas casi siempre logran su cometido de entretenernos y hacernos pasar un rato diferente. Sin embargo, mis favoritas siempre son aquellas obras del séptimo arte que tienen algo que decir, y que cuentan con grandes guiones y actuaciones.´

Las películas prontas a estrenarse (o recién estrenadas y que aún no he visto), que más atraen mi atención (incluyendo superproducciones) son las siguientes:


Capote: Truman Capote fue uno de los grandes novelistas norteamericanos del siglo XX, siendo sus obras más famosas: "Breakfast at Tiffany's" y "A Sangre Fría". Esta última, es una "novela-documental" que relata el asesinato de una familia de cuatro miembros de Kansas que sucedió en la vida real. La película, con Phillip Seymour Hoffman en el papel principal, se centra en el proceso de investigación que realizó Capote para escribir el libro, y en la cercana amistad que llegó a entablar con Perry Smith, uno de los asesinos. El señor Hoffman (Perfume de Mujer, Cold Mountain, Red Dragon, Magnolia, Patch Adams, Twister), es uno de esos actores que salen en casi todas las películas que hemos visto, pero que nunca nos acordamos de él. Quizás esto cambie después de "Capote", ya que la crítica alaba mucho su actuación y desde ya lo perfilan como favorito al Oscar por Mejor Actor. Es difícil pasar desapercibido con un Oscar en tu bolsillo. Director: Bennett Miller. Cast: Phillip Seymour Hoffman, Chris Cooper.



Oliver Twist: Ver los nombres de Charles Dickens y Roman Polanski juntos en un proyecto, sin duda ya lo hace bastante interesante. Casualmente, estoy por terminar de leer la famosa novela de ese gran escritor inglés del siglo XIX, y la verdad es que me ha gustado mucho. Sin embargo, la historia de Oliver Twist, hoy en día, no es tan novedosa como en la época en la que fue escrita, ya que -como casi todo lo escrito por Dickens (¿les suena "Un cuento de Navidad", versionado hasta por Disney y "Salvado por la Campana"?)- ha sido copiada una y otra vez en otros libros, películas y obras de teatro. En resumen, trata sobre un niño de corazón muy noble que se cría en un terrible orfanato y que al cumplir 10 años se escapa a Londrés donde vive una serie de aventuras. La madre de Oliver murió al dar a luz sin nada que la identificase, y por eso el niño creció en la miseria ignorando que provenía de una familia rica. Lo maravilloso del libro es la forma como está escrito, ya que Dickens tiene un estilo muy ameno cargado de ironía (muy diferente a la mayoría de los escritores de la Inglaterra victoriana), y por eso es difícil que la película resulte tan interesante como el libro. Sin embargo, es obligatorio ver cómo Polanski adapta esta historia al celuloide.
Director: Roman Polanski ("El Pianista"). Cast: Ben Kingsley y una serie de desconocidos.



Corpse Bride (El cadáver de la Novia): Esta lista no está reservada únicamente a películas de poco presupuesto, elaboradas sin efectos especiales y sin grandes pretensiones de taquilla. Cualquier película que cuente con Tim Burton de director, ya la hace digna de ver, y si a ello le agregamos unas animaciones como las de "Nightmare Before Christmas" -y una historia que bien podría ser la continuación-, tenemos una película que debemos ver a juro y porque sí. A estas alturas, ya todo el mundo debe haber visto los trailers y saber bien de qué se trata, por lo que no lo voy a repetir acá.
Director: Tim Burton. Cast: Johnny Depp y Helena Bonham Carter.



Memorias de una Geisha: No he leído el libro, pero sé que trata sobre una niña de nueve años que es vendida a una casa de Geishas en Kyoto y que luego se convierte en una de las Geishas más deseadas de Japón. Esta película iba a ser dirigida por Spielberg, pero afortunadamente lo terminó haciendo Rob Marshall (el director de Chicago), y el resultado al parecer es tan bueno que es la favorita para ganar en los premios de la Academia. Claro, también ayuda que cuente entre sus guionistas con Akiva Goldsman, el mismo de "Una Mente Brillante", y con las actuaciones de la bellísima Ziyi Zhang (que es china, no japonesa, pero igual nos creemos el cuento) y con Ken Watanabe de "El Último Samurai".
Director: Rob Marshall. Cast: Ziyi Zhang ("Héroe", "La casa de las dagas voladoras", "El tigre y el dragón"), Ken Watanabe, Michelle Yeoh y Gong Li.



Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario: Es una superproducción de Disney, dirigida al público infantil y que será un éxito de taquilla, pero igual yo la quiero ver. Se ve que está bien hecha y las personas que han leído los libros de C. S. Lewis quedan fascinados con la historia.
Director: Andrew Adamson. Cast: Tilda Swinton (Gabriel en Konstantine), Liam Neeson, Rupert Everett.



Los Tres Entierros de Melquiades Estrada: Una de mis películas favoritas es 21 Gramos, por lo que cuando me enteré que esta película contaba con Guillermo Arriaga como su guionista, sin duda llamó mi atención. Además, representa el debut como director de su protagonista: Tommy Lee Jones. La historia consiste en un hombre que es asesinado y enterrado en un desierto en Texas. Posteriormente, el cuerpo es encontrado y se le realiza un nuevo sepelio en el cementerio de un pueblo texano. Pete Perkins (Jones), en su deseo de cumplir la promesa que le hizo a su mejor amigo de enterrarlo en su pueblo natal en México, secuestra a un oficial, le obliga a desenterrar el cuerpo de su amigo, lo ata a una mula, y emprende un viaje quijotesco hasta México. Esta película ha ganado premios en todos los festivales de cine en los que ha participado, incluyendo Mejor Actor y Mejor Guión en Cannes 2005. Me da la impresión de que vale la pena verla.
Director: Tommy Lee Jones. Cast: Tommy Lee Jones.


Babel: Si a Guillermo Arriaga (guionista de 21 Gramos y de la película anterior), lo unen de nuevo en un proyecto con Alejandro González Iñárritu (director de 21 Gramos), que además incluye a Brad Pitt, Cate Blanchett, y Gael García Bernal; el resultado tiene que ser muy bueno. El estreno de esta película está pautado para mayo del 2006, por lo que se conoce poco de la historia y aún no tiene poster. Lo que se sabe hasta ahora es que la trama se desarrolla simultáneamente en Marruecos, Tunisia, México y Japón; por lo que se trata, nuevamente, de historias paralelas.
Director: Alejandro González Iñárritu. Cast: Brad Pitt, Cate Blanchett y Gael García Bernal.



El Código Da Vinci: Confieso que no he leído el libro (ni tengo mucho interés en hacerlo), pero que esta adaptación cinematográfica cuente con Ron Howard y Akiva Goldsman (director y guionista de "Una Mente Brillante", respectivamente), y con Tom Hanks, Audrey Tautou (Amélie), Alfred Molina (Dr Octopus en Spiderman II), Sir Ian McKellen (Gandalf) y Jean Reno; la hace obligatoria de ver.
Director: Ron Howard. Cast: Tom Hanks, Audrey Tautou, Sir Ian Mckellen, Alfred Molina y Jean Reno.


The Science of Sleep: Michel Gondry, el director de una de mis películas favoritas: "Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos", dirige esta cinta protagonizada por Gael García Bernal. Será estrenada en el 2006´y aún no tiene poster, pero se sabe que la trama gira en torno a un hombre que no puede despertar de un sueño porque las personas con las que sueña lo mantienen cautivo. Esta vez el guión lo realizó el mismo Gondry y no Charlie Kauffman.
Director: Michel Gondry. Cast: Gael García Bernal.



Monsieur Batignole: Esta película francesa es del 2002, pero luego del éxito que tuvo a nivel mundial Gérard Jugnot con la excelente "Les Choristes", decidieron comercializar esta cinta fuera de Francia. Aquí, Jugnot es un tímido héroe que, durante la ocupación Nazi de Francia, esconde a unos niños judíos para salvarlos del holocausto. Dicen que esta película es para Francia, lo que "La Vida es Bella" es para Italia. Hay que verla.
Director: Gérard Jugnot. Cast: Gerard Jugnot.


Harry Potter y el cáliz de fuego: Si vi las tres anteriores, ¿por qué no ver la cuarta? No he leído ninguno de los libros de la señora Rowlings, pero me parece que le hacen mucho bien al hábito de la lectura en los niños y adolescentes. Lo malo es que en esta nueva entrega no repite Alfonso Cuarón como director. Sin embargo, Mike Newell (Mona Lisa Smile, Donnie Brasco, Cuatro Bodas y un Funeral) no es una mala opción.
Director: Mike Newell. Cast: Los de siempre.

Canción para acompañar:

* Midtown - "Like a Movie".

-¡Qué disfruten sobrevivir una semana más!

-H.G.

20051014

El Héroe ante Sus Ojos

Sus ojos estaban fijos en él, pero en realidad no lo estaba mirando. Su mente se encontraba dispersa mientras aún intentaba asimilar lo que acababa de suceder. No quería pensar en nada concreto en ese momento, mucho menos en el futuro inmediato. Las angustias y las preocupaciones bien podían esperar otro rato.

Notó que en su rostro se encontraban las huellas de una sonrisa. La misma que él estaba acostumbrado a ver desde que era un niño y que el hombre que tenía frente a sí siempre llevaba cuando llegaba del trabajo y los encontraba a ellos haciendo cualquier cosa: jugando, estudiando, durmiendo... no importaba. Él era feliz con sólo ver a sus hijos. Verlos era todo lo que necesitaba para sentirse orgulloso, y orgullosos era como ellos se sentían de tenerlo a él como padre. No tenían nada que reprocharle, pero sí mucho que agradecerle.

Recordó entonces la primera ocasión en la que lo vio bailar con su madre. Él tenía cuatro años y habían ido de paseo a un parque. Una retreta de esas que tocan canciones de hace cien años se encontraba amenizando la tarde y su padre no pudo resistir la tentación de llevar a su señora esposa a la improvisada pista de baile. Puntos de sombra y de luz invadían el lugar producto de los rayos del sol filtrándose a través de los árboles. Aves de todos colores adornaban el cielo. Las notas alegres de la música de antaño contribuían a hacer de ese día uno muy especial. Sin embargo, lo que más marcó para él esa tarde fue la expresión de felicidad de su madre mientras danzaba. Hacerla tan feliz a ella estaba, sin duda, de primero en la lista de cosas que agradecerle.

Rememoró luego la admiración que sintió por él cuando lo llevó a aquel partido de fútbol y lo mantuvo todo el tiempo sobre sus hombros para que pudiera ver el juego. “¿Seguro que no estás cansado, papá?”, le preguntó el niño con sincera preocupación al finalizar la primera mitad. “No estoy cansado. ¡Tranquilo, hijo!”, le contestó valientemente él a pesar de que el cansancio que tenía era evidente con cada jadeo de su respuesta. En ese instante él supo que para su padre, el bienestar de sus hijos estaba por encima del suyo propio, como comprobaría después cada vez que le pedía hacer algo que implicara un sacrificio de su parte. Por ejemplo, cuando a la medianoche lo llamaba para que lo fuera a buscar a casa de un amigo, o cuando lo despertaba de madrugada para pedirle que llevara a otro compañero a su casa. Nunca se quejaba y siempre estaba dispuesto a ayudarle. ¿Qué más le podía pedir?

Pasaba buenos ratos viendo películas con él, y también jugando o conversando. Con él podía hablar de todo. Durante un tiempo llegó a pensar inclusive que su padre tenía las respuestas a todas las preguntas que pudieran realizarse. “¿De qué están hechos los sueños?”, le preguntó en una ocasión. “Los sueños están hechos de imaginación”, le respondió su padre después de pensarlo un poco. “¿Y dónde puedo comprar un poco de imaginación?, volvió a preguntar el curioso niño. “Pues en las librerías”, replicó con naturalidad su papá. “¿En las librerías?”, dijo atónito el preguntón. “¡Pues sí! Cuando compras un libro compras también un poco de imaginación”, explicó. Y así, el hábito de la lectura se convirtió también en algo más que tenía que agradecerle a su progenitor.

Pasaron las horas y a su memoria seguían llegando recuerdos felices. El nostálgico hijo no pudo evitar que una tímida lágrima se asomase a través de su ojo derecho. Sin embargo, él ya no estaba triste. En el fondo, más bien estaba contento, porque había descubierto que una parte de su padre permanecería viva en él para siempre. En sus recuerdos, el gran superhéroe seguiría ganando batallas.

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Para Luis.
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Con esto también participo en El Juego


Canción para acompañar:

* Pearl Jam - "Man of the Hour".

Película recomendada de la semana:

* "Big Fish" (2003) [10/10]. Director: Tim Burton. Cast: Ewan McGregor, Albert Finney, Alison Lohman, Jessica Lange, Helena Bonham-Carter.

-H.G.

20051008

Mientras haya agua tibia

La noche había sido cualquier cosa menos agradable. Tratar de no invadir el espacio físico de otro mientras duermes y, al mismo tiempo, velar por que el agua que se filtra a través de una lona no invada el tuyo, dista mucho de ser mi definición de una buena noche. Para completar, la lluvia no cesó en ningún momento. La fuerte tormenta me hacía pensar que en cualquier instante la frágil carpa nos caería encima. ¡Cuánta falta me hacía la comodidad de mi cama esa noche!

A las 6:00 a.m. ya nos tenían afuera haciendo calistenia. Mejor así, mientras más rápido comenzara el día, más rápido llegaría la hora de irnos. Durante la mañana recogimos todas nuestras cosas para partir luego del almuerzo, el cual por cierto, fue el mejor que he tenido en mi vida. Consistió de una pasta mal hecha acompañada de carne enlatada, pero esto a mí me supo a gloria. La mejor sazón que se le puede dar a una comida es la que le otorga el hambre que se tenga, y yo nunca había tenido tanta como en esa oportunidad.

Fue durante ese campamento de los Scouts que por primera vez me di cuenta de lo que tenía en casa. “¡Extraño todo lo de mi casa! ¡Extraño hasta los martillazos que dan los obreros que están trabajando en la construcción!”, decía uno de mis compañeros quien además era mi vecino. Mientras tanto, yo me repetía a mí mismo que no abandonaría de nuevo a mi casa por nada del mundo. Sin embargo, no había pasado ni una semana de vuelta en mi casa cuando yo ya estaba contando los días hasta el próximo campamento. ¿Qué puedo decir? Sólo tenía 12 años.

Lo cierto es que pareciera que debemos vernos privados de algo para poder darnos cuenta del valor que eso tiene para nosotros. El problema, desde mi punto de vista, es que solemos dar todo por sentado. Tu madre siempre estará allí para cuidar de ti, tu hogar nunca dejará de ser tu hogar, papá jamás dejará de estar contigo, el agua caliente nunca faltará en nuestras duchas, así como tampoco la electricidad en nuestras casas. Tus amigos siempre serán tus amigos, tu mascota vivirá eternamente, y tu programa de TV favorito en ningún momento dejará de ser transmitido. Pensamos –o queremos pensar-, que nada nunca cambiará y que todos te acompañarán siempre porque la razón de ser de ellos es precisamente estar allí para ti. Y así, cualquier día de nuestras vidas podría de pronto convertirse en el día menos pensado: el día en que todo cambió.

Lo queramos o no, tarde o temprano todo va a cambiar. A veces podemos hacer ciertas cosas para retrasar ese día, pero lo mejor que podemos hacer es simplemente aprender a apreciar lo que tenemos mientras aún no hemos dejado de tenerlo y sentirnos afortunados durante este tiempo. Es triste cuando algo o alguien se va de nuestras vidas y es a partir de entonces que nos damos cuenta de todo lo que significaba para nosotros. ¿A quién no le ha pasado? Por eso es mejor aprender a valorar cada cosa cuando aún hay tiempo para disfrutarlas. ¿Es necesario ducharnos con agua fría para saber cuánto nos gusta el agua caliente?

Y lo peor es cuando precisamente por no apreciar bien algo, lo perdemos. Por ejemplo, cuando descuidamos a los amigos. Se tiende a creer que si perdemos a un amigo ahora, podremos encontrar a un sustituto fácilmente más adelante. Sin embargo, un verdadero amigo, de aquellos que valen la pena por sus valores y por una serie de características que no viene al caso enumerar ahora, no es fácilmente reemplazable. Por eso debemos cuidarlos y no dar por sentado que siempre vamos a tenerlos.

Lo mismo puede aplicarse con la familia, con una época en tu vida, con el dinero, una cosa, una experiencia… en fin, con todo. ¿No es mejor valorar lo que tenemos mientras aún haya agua tibia?

Canción para acompañar:

* 30 Seconds to Mars - "A Modern Myth" (el grupo del actor Jared Leto).

Película recomendada de la semana:

* "Matchstick Men" (2003) [10/10]. Director: Ridley Scott. Cast: Nicholas Cage, Sam Rockwell, Alison Lohman.

-¡Qué disfruten sobrevivir una semana más!

-H.G.

20051001

Antes de que vengan los lobos...

“Siempre escucha a tu madre, ¿entiendes? Has lo que ella te diga. Ella es tu mejor amiga. Dile que la quieres todos los días. Ahora eres muy joven para interesarte en las chicas, pero ya llegará el momento, y cuando lo haga, trátalas como princesas, porque eso es lo que ellas son. Cuando digas que vas a hacer algo, ¡hazlo! Porque tu palabra es tu legado y es todo lo que tú tienes…. Y el dinero, has todo el dinero que puedas incluso si tienes que venderte de vez en cuando. No seas estúpido como tu padre: todo es mucho más fácil con dinero, hijo. ¡No fumes! Se amable con las personas. Si alguien te acusa de algo -tú sabes que hemos hablado sobre esto-, enfréntatele y se un hombre. Y aléjate de las cosas malas, hijo. No te veas atrapado en cosas malas. ¡Hay tantas cosas buenas allá afuera para ti! ¡Yo nunca te dejaré! ¡Siempre estaré contigo justo ahí! [señalando al corazón del niño]. ¡Te quiero, hijo!”

La cita anterior son las palabras con las que se despide de su hijo de 11 años el personaje interpretado por Denzel Washington en la película “John Q”, conocida en Latinoamérica por su traducción literal, esta es: “Situación Extrema”. Consiste de un padre de pocos recursos económicos que, en medio de la desesperación, secuestra la sala de emergencia de un hospital para presionarlos y hacer que atiendan a su hijo gravemente enfermo del corazón. La película vale la pena verla. Si no lo han hecho aún, véanla ya. Cuenta con una buena dirección, un excelente guión, impecables actuaciones, una gran trama, en fin… todo lo que uno puede pedirle a una película para poder disfrutar de ella. Sin embargo, no es sobre “John Q.” que quiero hablar en esta ocasión.

La frase citada se podría decir que es el recetario a seguir para tener una buena vida y ser una buena persona. Tratar a las mujeres como princesas, ser amable con las personas, tener la ambición de querer tener dinero pero sin perjudicar a terceros, alejarse de las cosas malas, hacerles caso a nuestras madres…. Todos, sin excepción, son buenos consejos, excelentes consejos; pero hay uno que quizás pasa desapercibido y que es en el que me quiero centrar: “Cuando digas que vas a hacer algo, ¡hazlo! Porque tu palabra es tu legado y es todo lo que tú tienes”.

Es así. Nuestra palabra es lo único que tenemos y es el indicador fundamental de la clase de persona que somos. Si nadie cree en nosotros, es porque no hemos merecido que nos crean y viceversa. Lamentablemente, muchas personas no le dan la importancia necesaria a esto y no se dan cuenta de cómo poco a poco van degradando el valor de lo que dicen.

Generalmente, se piensa que la palabra de uno se deteriora únicamente cuando uno dice grandes mentiras, y como la mayoría de las personas casi nunca dice grandes mentiras (sino muchas de las pequeñas), entonces piensan que el grado de confianza que inspiran siempre estará intacto. Sin embargo, son los pequeños detalles cotidianos los que hacen que creas o dejes de creer en alguien. Son las cosas, a simple vista insignificantes, que dejas de cumplir las que más contribuyen a que los demás pierdan su fe en ti. Cada vez que quedas con alguien en reunirse a tal hora y por alguna razón no puedes (así no sea intencionalmente), tu palabra está sufriendo un duro golpe. Cada vez que dices que vas a hacer algo y no lo haces, no importa cuán simple sea, tu palabra se está viendo mermada. ¿Por qué? Pues sencillamente porque si le fallas a una persona en algo así sea trivial, ¿cómo vas a esperar que esa persona confíe en ti para algo más serio?

Claro, inconvenientes pasan todo el tiempo. Por una vez que dejes de ir al sitio donde le aseguraste a tus amigos que ibas a ir porque cuando llegó el momento te sentiste muy cansado, no pasa nada. Eso podría pasarle a cualquiera. Pero cuando es una y otra vez que quedas mal, así nunca hayas tenido realmente la culpa, las otras personas inevitablemente dejarán de creerte. Y esto es algo triste, porque no sólo estás ganando que dejen de invitarte a cualquier lugar, sino que también estás logrando que tus amigos se alejen de ti, porque… ¿cómo puedes ser amigo(a) de alguien en quien no puedes confiar?

Para evitar esto hay dos posibles alternativas:

1.- Cuando des tu palabra de que vas a hacer algo, intenta hacerlo como si tu vida dependiera de ello. Es importante, de verdad que sí. Y si por alguna razón REALMENTE relevante (nos invaden los extraterrestres, hubo un terremoto, un tsunami, Katrina, etc.) no pudiste cumplir con lo que dijiste, demuéstrale a los que les quedaste mal cuánto lamentas esto.

2.- Si no estás seguro de poder cumplir, no pongas tu palabra en juego. Si te invitan a salir hoy en la noche pero no sabes si estarás de ánimo para hacerlo, o si no sabes si el trabajo o los estudios te lo permitirán, di que no ó al menos transmíteles que no estás seguro. Nadie te pone una pistola en la cabeza para obligarte a comprometerte. Es preferible decir que no y luego sorprenderlos con tu presencia, que decir que sí para luego embarcarlos.

Sería muy triste que nos pasara como la fábula aquella del niño y el lobo y que no nos crean cuando sea importante que lo hagan. Particularmente, le doy mucha importancia a que crean en mí mis amigos, y por eso creo sinceramente que me he ganado la confianza de ellos (¡digan lo contrario para que se las vean conmigo!). A veces se molestan porque no doy seguridad de que haré tal cosa hasta que no esté totalmente seguro de que puedo, pero saben que cuando digo que allí voy a estar es porque, en efecto, allí estaré.

La confianza no la puedes comprar, sino que debes ganártela. Dale la importancia que merece, después de todo: “…tu palabra es tu legado y es todo lo que tú tienes”.


Canción para acompañar:

* The Rasmus - "Dead Promises".

Película recomendada de la semana:

* "John Q." (2002) [10/10]. Director: Nick Cassavetes. Cast: Denzel Washington, Robert Duvall, James Woods, Anne Heche, Eddie Griffin, Ray Liotta.

-¡Qué disfruten sobrevivir una semana más!

-H.G.