20080803

De tragedias y entusiasmos

No hay mal que por bien no venga. Cada día me convenzo más de la veracidad de este refrán. No siempre, sin embargo, el "bien" al que se refiere esta expresión se trata de algo tangible o fácil de notar. La mayoría de las veces, pienso yo, la mejora en nuestras vidas que una mala racha nos puede dejar, se refleja más que todo en el cambio que se produce en nuestro carácter. La variación en nuestra forma de actuar y de percibir las cosas.

He conocido personas que han tenido una vida si bien no perfecta, por lo menos relativamente sencilla. Seres a quienes nunca les faltó nada, que siempre estuvieron rodeados de gente que velaban tras ellos y les daban cariño, y que el hecho más nefasto que les pudo haber sucedido fue presenciar discusiones entre los padres o no haber contado con mucha popularidad entre sus compañeros de clases. Eventos definitivamente no agradables, pero tolerables. No obstante, en la gran mayoría de los casos -tampoco son todos-, estas personas son bastante infelices, bien sea porque no están conformes con lo que tienen, o porque tienden a exagerar las pocas cosas malas que les ocurren.

Por otro lado, he conocido a personas que han padecido tragedia tras tragedia, de esas que cambian tu vida, como por ejemplo la pérdida del hogar por culpa de un desastre natural, o de seres queridos -e inclusive de funciones corporales- en accidentes de todo tipo. Gente que han protagonizado momentos desesperantes de aquellos que sólo creemos ocurren en las películas, y que, a pesar de todo, por lo general están llenos de optimismo y de buena actitud ante la vida. Tampoco puedo decir aquí que esto ocurre en todos los casos -depende también de la persona-, pero sí en la mayoría.

Parece paradójico esto, ya que lo lógico sería que fuese al revés lo que acabo de explicar. Mas, para mí, tiene sentido. Aquellos que han sufrido mucho, han aprendido también a apreciar lo bueno que hay en sus vidas; mientras que aquellos que no, tienden a darle más valor a todo lo que no tienen.

Yo he tenido mi dosis de nefastos sucesos en mi vida, pero han sido muy recientes por lo que aún tiendo a estar más dentro del grupo de los inconformes que en el otro. Sin embargo, creo que no será por mucho rato, porque cada vez que conozco a una persona que mantiene el entusiasmo por la vida aún cuando le sobran las razones para no mantenerlo, veo a un ejemplo a seguir que me da motivos para yo también entusiasmarme.

-H.G.

5 comentarios:

Ivana Carina dijo...

H.G! "Eich"

Hola corazòn!! Tanto tiempo!!

Me encantó el artículo de hoy!

Vos sabés que soy de las que, a pesar de todo, veo el vaso medio lleno aunque no lo esté! :P

Creo que cuando uno sufre alguna tragedia, tiene maneras y maneras de "digerirla"...

Y es lógico que al principio, todo parezca MAL!!! (Te lo digo por experiencia) Pero con el tiempo, si uno se lo propone, puede ver el lado amable de las cosas....

No es fácil, lleva su proceso, pero como siempre digo: Es cuestión de actitud! ;)

Y como decís, si algunos hechos nefastos que pasaste están cercanos, es lógico que tiendas a estar del lado de los inconformes, porque es nuestra primera reacción....

Pero... paciencia...., todo pasa....

Y como siempre digo....

Después de la tormenta, siempre sale el sol! ;)

Un placer leerte otra vez!!! Cómo en los viejos tiempos! ¡¡TE EXTRAÑABA!!

Te dejo un beso!!

Ivana desde la Patagonia! ;)

Psique dijo...

Esto me acaba de recordar que el caso es parecido al de aquellas personas que tienen dinero (al menos una buena situación económica y siempre ha sido así) y aquellos que no tienen mucho dinero que se diga. Los primeros viven quejándose de que el dinero no les alcanza para nada y los segundos viven agradecidos con que en la vida puedan conseguir un trabajo y poco a poco darse algunos gustos.

Creo que es lógicamente compresible lo que pasa, como dices y me da gusto saber que "todo en la vida pasa por alguna razón", pues de cierta forma supongo que la vida también te enseña a vivir un poco más feliz y a apreciar cada cosa que te da sea mucho o poco.

Pienso que todos tenemos la misma oportunidad de descubrir aquello que puede o no hacer de los demás unas personas que aunque no sean conformistas, estén contentos con lo que tienen.Hace algunos años que aprendí un poco de eso.

Que todo lo que venga siga teniendo su razón de ser.

Saludos!
Besos y abrazos!

Di dijo...

A veces no vemos lo increíble que tenemos en nuestras vidas sino aquello de lo que carecemos... Otras veces somos agradecidos y tenemos la certeza de que todo va a mejorar... Y de un extremo a otro nos balanceamos, gracias a la presencia intermitente de personas que nos enseñan que siempre se puede estar peor o mejor de lo que estamos...
Yo estoy mejor que ayer, pero mañana seguramente lo veré todo más claro!!!

Aglaia... dijo...

H.G.
Me fascinas!
Los golpes de los que nos quejamos son los mismos que nos brindan lecciones necesarias para apreciar aquello que realmente lo vale. Sin estas lecciones, me parece, estaríamos destinados a la frialdad y quedar por entero deshumanizados…como lamentablemente muchos seres de hoy en día.
Al igual que tu, con vergüenza, admito que soy del grupo de los “quejones inconformes”, sin embargo estoy clara en que no siempre el pasto es más verde al otro lado.

Besos,
Aglaia

PD: Extraño tu visita…

Anónimo dijo...

Y tOdo comienza con un pensamiento, la forma en que pienses las cosas es como las harás. En eso radica todo, y vas aprendiendo a curtirte más, a no llorar por todo, a saber que de alguna manera eso te hace crecer, a seguir avanzando, a tener más ganas de sonreir, porque al fin y al cabo, para eso es la vida, para vivir y aprender.
Qué bonitísimaa entrada! :D